Trabazos
La carretera parte cerca de Encinedo, siempre en subida hasta el pueblo. Hay por cierto un corto tramo en que la pendiente se remansa, con tierras que fueron de labor a la izquierda. Vale la pena detenerse y atravesar esas tierras, porque de pronto nos hallaremos sobre un balcón de rocas para admirar una fantástica visión de Encinedo al frente, con sus praderas, huertos y viñedos, mientras oímos el rumor del riachuelo que baja de Trabazos por el profundo valle a nuestros pies.
Fue el segundo pueblo con mayor población del municipio: sobrepasaba los 300 habitantes, que en la actualidad apenas son 30. Entonces y hasta la década de los años sesenta, el pueblo lo constituía una larga calle en pendiente con las casas escalonadas a ambos lados y enfrentadas en algún tramo hasta tocarse los balcones. Por el centro bajaba el reguero de agua para regar las huertas. De aquella calle singular sólo quedan unos pocos restos, suficientes sin embargo para sugerir todo un mundo tradicional en lucha desigual con el avance de la destrucción y del olvido: muros asentados sobre la roca que se eleva unos cuantos palmos desde el suelo, balcones con tablas que tienen figuras labradas, chimeneas, breves callejuelas estrechas que parten de la general y tienen voladizos que las dejan en la penumbra, el abultamiento de los muros para señalar la presencia del horno en el interior.
Un poco separada del pueblo se halla la iglesia parroquial con huertos y viñedos alrededor. Ya no se cultivan, pero quizá por eso mismo el lugar conserva un gran poder de evocación del viejo mundo rural y campesino. La espadaña guarda en su misma tosquedad sin dibujos un gran encanto. La puerta se abre en un arco de piedras de granito con relieves de conchas y otros dibujos. La iglesia, por supuesto, esta dedicada a Santiago Apóstol. Y si nos sentamos en el poyo que recorre el muro bajo el atrio, podemos pasar mucho rato antes de abandonar la contemplación del valle que desciende hacia el Cabrera y de la Sierra de la Cabrera allá a lo lejos. Y es que los amantes del llamado turismo rural encontraran en el recorrido moroso de este pueblo todo un compendio de emociones inolvidables.